Thursday, June 17, 2004

Metro

Lo bueno de tocar en el metro es que puedes repetir y repetir las mismas canciones, curtirte poco a poco, dirían los paisanos, y además, si de verdad no andas persiguiendo la chuleta a base de coplas, bien puedes tocar lo que te venga en gana. No más bambas, guantanameras y bobmarleys, que no es por nada pero inequívocamente forman parte del repertorio de la mayoría. Los caprichos pueden entrar por la puerta grande y volver a salir por la garganta rasgada, no importa si es una versión pobretona y sin requinto de Wonderful Tonight de Clapton o una dolidísima interpretación de Fake Plastic Trees de Radiohead, ni tampoco pesan la ausencia de monedas euro tras dejar las cuerdas vocales y medio corazón en el Black de Vedder. Lo que realmente mueve son los rostros sonrientes y los inmutables, los nenes que impulsados por su madre cubren la que de seguro pare ellos es una enorme trayectoria para dejar el níquel pegosteoso en el estuche y claro, las groupies no oficiales a las que les basta donar media indiferencia y ese juego mudo de: "ahora me ves, ahora ya no". La Barcelona hirviendo y los aires cruzados son los únicos testigos inamovibles, apostados sobre los hombros de un mexicano armado con guitarra y ojos tristes que mañana cumplirá su tercera ronda en los confines del subterráneo... todo puede pasar.

1 Comments:

Blogger Karla said...

Me encanta la música del metro. Muchas veces resisto la tentación de ir pasando de vagón en vagón para colarme en la dinámica de quienes la producen. Cargados de historias, que no de repertorio. Se trasluce la necesidad, el tedio o bien la ilusión y me atrevo a decir que hasta la diversión de tener pretexto de adentrarte en las miradas ajenas y los gestos que disimulan al paso, argumentando prisa.

Me encanta tu blog... si puedes, date una vuelta por el mío. Un abrazo!

1:02 PM  

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