Thursday, July 13, 2006

Tuve Un Sueño

Ayer tuve un sueño. Soñé que vivía en un país que tenía cierta forma humana y que tosía y tosía. Le pregunté entonces si estaba enfermo y me contestó que sí, que el deseo de poder de los hombres lo estaba matando. Fue precisamente cuando dijo esta última palabra, ma-tan-do, que caí en conciencia de que algo estaba mal, de que no podía estar hablando con ningún país y de que todo esto se parecía demasiado a un borrador de Saint-Exupéry. Para acabar pronto, me di cuenta de que estaba soñando, pero en vez de hacer esfuerzos por despertarme, o de cambiar de sueño como se pasa de un canal a otro, preferí continuar la conversación con aquella cosa amorfa y grande que se parecía a “La Mole” de Los Cuatro Fantásticos. ¿Cuántos días, o quizá horas de vida te quedan?, le cuestioné indiferente, a la ligera, con ironía, sabiendo que de cualquier manera aquella masa horrible y abultada se disolvería en el momento en que decidiera despertarme, sabiendo incluso que, si lo quería así, podía hacerla desaparecer para siempre. Todos y ninguno, me dijo entonces sonriendo, y luego cerró sus párpados de piedra. Su respuesta, tan absurda, tan ambigua, me hizo rabiar tanto como aquel día en que mi primo Antón me aseguró que Scarlett Johannson no era más que una gorda sin chiste, o como el café con azúcar, los textos sin comas y la cara del portero Barthez cubriendo por entero la pantalla de televisión. Lo odié tanto en ese momento que creo que ni parpadee con mis párpados de sueño cuando le repliqué con mis palabras de sueño que él no existía, que no era más que una bola de roca que, como todas las demás rocas que componen el mundo, nació para extinguirse, para morirse cuando el sol se seque y las aguas se marchiten y Dios se canse de su mala broma, y que yo no tenía otro país que mi familia, mis libros, mis discos y mi memoria, y que la única bandera que había conquistado mi cerebro, que se había impuesto sobre mi Reichstag, mi Casa Blanca, mis Pinos y mi Casa Rosada, era la del pesimismo absoluto. Y le dije también que era un pendejo, pero él, ella, o simplemente eso se limitó a sonreír con su sonrisa de sueño, al tiempo que decía una única palabra que se desvaneció en fade-out: Despierta.

Y desde entonces, tengo miedo de dormir.

3 Comments:

Blogger Gerardo De la Garza, el biógrafo no oficial del Marqués de Topochico said...

Sueño curioso aunque podría ser pófético, no soy muy docto en las artes de la lectura de los sueños, pero en definitiva quiere decir algo.

No tengas miedo de volverte a dormir y encontrarte al "Guapo Ben" ya que los sueños nos hacen más humanos y nos acercan mas con nuestro ser.

Saludos desde el Cerro de la Silla... ¡Aush!

Un Marqués Onírico.

1:13 PM  
Blogger Yo said...

Uy, yo voy a tener que estar de acuerdo con el primo Antón... Ya sabes lo que me hace rabiar a mí, ni pa qué entrar en detalles...

Tu Reichstag en primer lugar... ¿qué tal?

2:12 PM  
Blogger Amenazza said...

A Yosita no le gusta Scarlett... pero a mí me gusta harto y hago corajes cuando me dicen lo propio.
Saludos mi amigo. ¿Te veré pronto?

8:35 AM  

Post a Comment

<< Home