Friday, August 20, 2004

Desde el atrapasueños (Born to be freak)

Antes de irse, entre otras cosas, visibles e invisibles, E. me regaló un Atrapasueños. Lo primero que hice fue colgarlo justo en el lado derecho de mi cama. Es pequeñito pero le da a mi habitación un toque que me gusta, y además tres bellas plumas (mi número) penden impúdicas desde una red negra, lo que le da un toque macabro al conjunto que me agrada de sobremanera. No es mi intención dotar a un objeto de poderes mágicos. Me considero más bien una persona bastante racional, incluso escéptica para estos menesteres, pero lo cierto es que la primera noche, más que un manojo de pesadillas ancladas en el elemento subjetivo de lo onírico otra vez regresó esa sensación inexplicable que los esotéricos señalan como “viaje astral”. Hace por lo menos un par de años que no me veía sumido en ese poco convencional “acto” del desdoblamiento. Alguna vez, cuando era cosa de todos los días y me provocaba angustia, busqué explicaciones por todos lados. Un amigo psicólogo me dijo que probablemente tenía que ver con una reacción químico-extraña de mi ya por sí inestable cerebro, los “castanedistas” que me he topado no dejan de señalarme como un ser virtuoso, dotado de un don, y una especie de brujo (con barba blanca y todo) anclado por azares del destino en la Colonia Roma me aseguró que era un signo inequívoco de que me encuentro en la última de mis vidas (la 253, para ser exactos) y que es bueno, puesto que cuando llegue la hora de colgar los tenis me integraré directamente al cosmos, a la energía, a Eso. Fue la última vez que pregunté acerca de este peculiar “ejercicio”, pues ninguna de las respuestas me ha dejado lo suficientemente tranquilo. Lo único que me consta es que una sensación bastante desagradable eso de encontrar a un extraño dormido en tu cama, sobre todo cuando ese extraño eres tú mismo. Puede resultar increíble, pero de lo que sí me he dado cuenta es que sólo me he podido entender del todo con el par de personas con las que me he cruzado en la vida que también están dotados de esta nada simpática peculiaridad y, ¡madre mía! La primera vez que charlé con uno de ellos me sentí como el protagonista de una conversación entre San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila… The Horror! Y es que de verdad no lo entiendo, ¿por qué mi gracia no consistió en algo poco menos bizarro, como doblar mi pulgar hasta la muñeca o voltearme los párpados?... espero que vía el Atrapasueños halle en breves una respuesta… crucemos los deditos.

2 Comments:

Blogger Jorge Pedro said...

San Juan de la Cruz, todo extático tú, je, je. Saludos, pasa un bonito viernes. Acá, más allá del Finisterre, el día comienza.

7:58 AM  
Blogger Laura said...

Ay Yisus, cómo me atrapan tus letras... y eso que nunca me regalaste un Atrapaletras. ¿Sabes cómo llegué hasta aquí? Leyendo el BlogAmenazza.
Cruzaré los deditos.

4:35 PM  

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