Miradas
Es tan raro que en Barcelona alguien te mire. El contacto visual es menos común que la presencia de turismo islandés y eso, al final, termina calando, porque sí, generalmente al final, los pequeños detalles son los que al final hacen que a uno le de por extrañar. Creo que es precisamente esta lectura, pintada hacia al final de Martín H, lo que hace que esta película sea algo más que un melodramón insulso, allí en las últimas líneas, cuando Luppi le dice a Poncela: “¿Sabes qué extraño de Buenos Aires? Que la gente va silbando por las calles… en Madrid nadie silba”. Algo parecido me sucede con aquello de las miradas. Ellos definitivamente las evaden, las esquivan como si fueran pelotazos de béisbol, y ellas, bueno ellas a lo mucho te brindan esa “mirada de vaca”, como diría R., que consiste en ese mínimo vistazo de lado que apenas dura un microsegundo después de pasar por el llamado “punto ciego”. Es por ello que los bares se transforman en ascensores enormes en donde todos parecen buscar números imaginarios en las paredes… cualquier pretexto es bueno para no observar al otro y los vasos lisos se convierten en objetos preciosos y las tapas de jamón en hipnóticas bolas de cristal. Y a mí por lo pronto no me queda otra que volver al metro con mis coplas tristes. No puedo mirar a todos pero lo haré con la mayoría, deseando, con suerte, ser considerado por lo menos un ornamento curioso…
3 Comments:
Charros... nunca me detuve a pensar en eso, pero ahora que lo dices, en el Salsitas cada quien bailaba en su pedazo de piso sin mirar al de al lado...
Ahora, es importante recordar que en cerca un año de estancia, jamás hice amigos catalanes, sólo una que aún conservo: la Jirafa Catalana.
No te claves mi Chuy (creo que te hace falta que te lo digan), los catalanes jamás serán tus cuates. La banda es la de fuera, como tú y como los vascos, así que a buscarle por otro tipo de garitos como el bar del senegalés, el Tío Sam. Ve ahí por una cañita y a topar banda del mundo.
Y no andes tristeando mano, ¡es verano! Deja las rolas tristes para el invierno, que son la mejor compañía. Vete a la playa y conquista miles de orgasmus como solo tú sabes hacerlo.
Veo en tu perfil que Boogie Nights es una de tus películas favoritas. El otro día la vi por primera vez y me gustó mucho. Bueno, yo sé que esto no tiene nada que ver con este post, pero I felt like telling you. Saludos.
Eso de las miradas es algo que es imposible de ignorar. De hecho, creo que ya me estoy acostumbrando, pero cuando mi mamá vino a visitarme estaba impresionada. "Aquí nadie mira a nadie, ni aunque haga el ridículo".
Lo cierto es que una cosa no es la otra. Creo que sí se puede tener amigos catalanes y además, muy buenos. Sólo hay que hacer unos ajustes de código y corrección de distancias, finalmente si estamos aquí, algún intento de adaptación es bueno hacer.
Me encanta tu idea de mirar a todo el mundo. Creo que en lugar de adaptarse y dejar de mirar, se puede intentar mirarlos tanto, que al final alguno se tome la molestia de imprimir una sonrisa en un bar.
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