Cuestión de gustos
Tienes que desmezclar, desmezclar.
Hacer lo máximo externo, lo máximo
íntimo
Paul Celan
Amo los abrazos. Creo que podría vivir sin cualquier cosa menos sin abrazos. Si un día el destino me convierte en millonario (porque lo excéntrico creo que ya lo traigo en la sangre), lo primero que haré será poner una clínica de Abrazoterapia. Allí la teoría se antoja simple: unas cuantas clases cuyo objetivo sea instruir a los miembros acerca de los diferentes tipos de abrazo y ya está, a mover los brazos todos, a aplicar lo aprendido con gráficas y dibujos y a gozar de los beneficios de apretujarse con el otro, de dejar descansar la cabeza, en el caso de las bajos, en el pecho del alto en turno, mientras que éste deja salir a vapor su instinto paternal o protector. Sí, a dejar que se expandan y se mezclen los ácidos humores sobacales y el perfume agridulce de los antitranspirantes de bolita. El abrazo es lo único que puede mover a un intelectual pretencioso a escribir un ridículo libro de autoayuda y el mejor pretexto para transformar a un yuppie en el más cariñoso de los jipi-come-flores. Creo que el abrazo me ha salvado varias veces, de flotar para siempre en la misantropía, de sentirme muerto, de creer que los otros son fantasmas o extraterrestres o conejos. Por eso hoy le dedico estas letras simples que, por más que quiero, se niegan a abrazarse… ellas se lo pierden.
Hacer lo máximo externo, lo máximo
íntimo
Paul Celan
Amo los abrazos. Creo que podría vivir sin cualquier cosa menos sin abrazos. Si un día el destino me convierte en millonario (porque lo excéntrico creo que ya lo traigo en la sangre), lo primero que haré será poner una clínica de Abrazoterapia. Allí la teoría se antoja simple: unas cuantas clases cuyo objetivo sea instruir a los miembros acerca de los diferentes tipos de abrazo y ya está, a mover los brazos todos, a aplicar lo aprendido con gráficas y dibujos y a gozar de los beneficios de apretujarse con el otro, de dejar descansar la cabeza, en el caso de las bajos, en el pecho del alto en turno, mientras que éste deja salir a vapor su instinto paternal o protector. Sí, a dejar que se expandan y se mezclen los ácidos humores sobacales y el perfume agridulce de los antitranspirantes de bolita. El abrazo es lo único que puede mover a un intelectual pretencioso a escribir un ridículo libro de autoayuda y el mejor pretexto para transformar a un yuppie en el más cariñoso de los jipi-come-flores. Creo que el abrazo me ha salvado varias veces, de flotar para siempre en la misantropía, de sentirme muerto, de creer que los otros son fantasmas o extraterrestres o conejos. Por eso hoy le dedico estas letras simples que, por más que quiero, se niegan a abrazarse… ellas se lo pierden.
6 Comments:
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Uyyy... ¡qué rico abrazo me dieron tus letras!
Te mando uno de vuelta, Chuy querido.
yo también te mando un abrazo, chuy. saludos.
Suena a que acabas de ver Fight Club y se te antojó un abrazo de Meat Loaf. Cochino.
Yo te mando un abrazo pipo... esos están más chidos. JUAR JUAR JUAR
Que ricos los abrazos!!! Y esa idea de la "abrazoterapia" me encantó. Supongo que además tiene fundamentos terapéuticos basados en la fisiología de los poros o algo así. Alguna vez escuché que tenemos una especie de sensores que, por medio de los abrazos, activan el sistema dopaminérgico (o era el límbico?), que es el encargado de regular el dolor-placer. Apoyo tu idea y quiero que seas millonario YA para ir a tu clínica.
Saludos!
tú tendrás que ser la millonaria, karla, porque esas terapias costarán mucho. algo me lo dice.
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