Tuesday, June 29, 2004

Cita

Después de por lo menos siete años de no cruzarnos por la vida lo más lógico era que tratara de hacerme una imagen mental de P. Y es que los estragos del tiempo luego son más crueles que los niños del kínder, a los que todavía no les da por mentir. Pero no, nada de barrigas pronunciadas ni preocupantes líneas definidas de ese accidentado mapa que Keith Richards nos heredará a todos. Supongo que tantos años en Madrid le han hecho bien, le han brindado cierta calma, pues no tuvo reparos en desenterrar junto conmigo a varios "muertos", nombres que no se habían puesto en nuestros labios desde aquella preparatoria desechable, tan increíblemente parecida a esas high schools de olvidables películas gringas, y en donde él bien pudo haber sido el "chico popular" y yo el "freak" inadaptado que nunca "se halló". Muchas veces me he preguntado por qué nos llevábamos tan bien, qué era lo que al final nos sentaba en la misma banca. Varias horas después del inusual encuentro, mirando las pocas estrellas tejidas sobre el cielo catalán y con mi cabeza postrada sobre la dulce barriga de E., me dio por adelantar nostalgias, de las buenas, de las duras, de las que están dispuestas a aguantar siete años y más... no me preguntes cómo pasa el tiempo.

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