Náusea 1
Hice todo porque no volviera nunca más pero regresó, desde anteayer, si es que alguna validez tienen los datos precisos para estos casos. Lo vi de frente y quise aguantarle la mirada pero no pude, allí se asomaba detrás de mis ojos de perro triste, en un sitio que estoy seguro que no encontraría aunque pudiera meter un dedo y escarbarme los sesos. Mi rostro entonces exploró la innumerable variedad que poseen los músculos faciales, desde aquel que denota la impotencia más dramática hasta el que refleja un innegable estado iracundo, y su color normal pasó de su habitual blanco-rosáceo hasta el blanco absoluto, como el de los vampiros y las paredes de los edificios gubernamentales. Quise torearlo, esquivarlo, pedirle clemencia o por lo menos hacer un trato para que se dejara caer sobre mí sin prisas pero no me escuchó, nunca escucha, su crueldad no tiene límites y las noches en que viene a visitarme no están apuntadas en ninguna agenda. No necesita citas y prescinde de súplicas, ruegos y clemencias. No sé cuánto tiempo más se quede en mi casa, durmiendo sobre mis sábanas y bebiendo sin pedir permiso mis tazas de té matutino, usando mi cepillo de dientes, jugando con el gato y firmando por mí palabras que salen de su escondite. Por lo menos y si es que de algún consuelo sirve sé que tiene un nombre: se llama Miedo.
1 Comments:
No sea puto cabrón ! Aguántese como los machitos...
No'sierto mi C(Jotín).
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