Friday, September 03, 2004

El Matemático

“The reasons are clear
your face is drawn
and ready for the next attack

M
The Cure

Extraño mucho a O., mucho, pero sobre todo extraño las locuras de O. Ha pasado ya algún tiempo desde éramos que aquel grupo de veintiañeros solterones que, a sangre y alcohol, pactaba acuerdos indisolubles con la noche. Se puede decir que por una época nos convertimos en la cruza exacta entre los Caifanes existencialistas de Juan Ibáñez y cualquier horda de frívolos amantes del reventón extraída de una innumerable cantidad de películas gringas de los ochenta. Nunca como en esa época, me he sentido como si todos nosotros fuésemos los personajes de un cuento de Villoro o de José Agustín, pero sin duda mucho de esto se debe a las ocurrencias de O. Fue de él, antes que nadie (incluyendo los niños radioactivos), de quien atestigüé un uso ilimitado del verbo “rockear”, cuyos significados parecen infinitos: desde practicar el sano ejercicio del head banging o el incomparable air guitar en medio de la pista de un tugurio, hasta ligar con la primera fémina sonriente que se nos atravesase o ponerse una borrachera de alcances épicos. Y es que justo cuando una incontable cantidad de tequilas hacían toc toc en su cabeza, a él le daba por arriesgar el pellejo, ya fuese realizando el stage diving sin concierto o recepción alguna o explorando los límites de aquellos que tuviesen la osadía de cruzarse en su camino. Recuerdo que una vez me quedé frío de miedo cuando, no recuerdo en qué lugar, tuvo la singular ocurrencia de zapear la pelona de un tipo que le doblaba el tamaño, la edad, y con seguridad también los niveles de malicia. Yo cerré los ojos, pensando en que el puño certero del cara dura destruiría el perfecto peinado y la nariz del buen O. y nos condenaría a una de esas batallas campales saturadas de sangre y vasos rotos. Pero cuando los abrí de nuevo ya estaba brindando como si nada con Goliat. A la fecha me pregunto qué demonios le habrá dicho, pero después de todo así es O., saturado de sorpresas, invariablemente dando la impresión de que nunca “da paso sin huarache”, a todo momento colocando frases medidas en medio de las conversaciones, se trate una superficial charla sobre las verdaderas dimensiones de la Torre Mayor o la más profunda plática acerca de las triquiñuelas del destino. Aunque al final siempre le da por guardar la mejor, la que es suya y nuestra, la que tantos hemos arrebatado a quién sabe quién desde hace quién sabe cuánto: El Rock no tiene la culpa.
… De hecho nunca la ha tenido.

3 Comments:

Blogger urs said...

Ahora falta uno que se llame "Extraño mucho a U", hablaría de los rizos escurridizos y los pecados que saben a mandamiento! ji! Yo sí que te extraño, tío!

4:53 PM  
Blogger Jorge Pedro said...

amo que uses epígrafes en tus posts.

2:35 PM  
Blogger Amenazza said...

Esa de "El Rock no tiene la culpa" tuve a bien hurtarla de la rola del Sr. Miguel Ríos del mismo nombre. La primera vez que la oí, como a los 13 años, dije: "yeah, este señor sí sabe rockear".

11:48 AM  

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