Sunday, June 18, 2006

Una Promesa para Z

- Amiga seguidora de mi blogg (Z): Nunca te metes al messenger, ¿y eso que estás aquí?
- Yo: Para matar a un domingo... los odio.
- Z: Ya. Yo también. ¿Planes para después?
- Yo: El Señor Coconut toca en Treptower Park. Tres euros. No suena mal. Igual y así el día se pasa más rápido.
- ¿Extrañas los domingos en Barcelona?
- Tampoco. Los domingos allá siguen siendo domingos. Extraño otras cosas. Los amigos, la rutina, el bar Manchester...
- ¿Y por qué ya no escribes en tu blogg?
- Creo que las clases de alemán me están secando el cerebro a pedazos y lentamente, como si fuesen un Hannibal Lecter que ya se devoró una parte de él y la asó frente mío y luego se la comió.
- ¿Y ya sabes cuál fue ese primer pedazo?
- Precisamente el de la escritura... todavía se la está saboreando.
- ¿Pero no estás justo ya escribiendo tu novela?, ¿pues cómo es eso?
- Justo allí está la cosa. Me siento frente a la computadora y me entra pánico escénico, como si lo hiciese frente a miles de personas... si pudiese lo haría como Jim en sus primeros conciertos y escribiría de espaldas a la pantalla.
- ¿Jim Carrey?
- Mmm... no. Morrison.
- Mmm. Ya. Tal vez eres demasiado dramático, como en lo que escribes... ¿por qué no cuelgas mejor cosas más simpáticas? No sé. Chistes. O tal vez alguna crónica sobre cómo preparan los falafel en Berlín. Yo que sé. Algo más alegre.
- No me sale. Nadie se ríe de mis chistes. Ni siquiera yo. Creo que antes me suicidaría virtualmente... como la Peralta.
- Nunca cambiarás...
- Creo que no. Menos en los días en que pienso que todo apesta. Este mundialillo, el señor coconut, el alemán y sus incontables acertijos lingüísticos... el mundo entero.
- Ya se te pasará.
- Seguro. Mañana que sea ya lunes.
- Bueno. Pero por lo menos para que la gente que te lee...
- ... Son pocos.
- Da igual. Para que sepan de tu crisis creativa o como quieras llamarle. O mejor, para que sepan que por lo menos estás vivo y que no andas encerrado en ninguna cárcel germana, que los turcos no te han asaltado, descuartizado y arrojado tus restos al Speer, y que tampoco te la has pasado emborrachándote con otros mexicanos alrededor del ángel ese de “Berlín”. Por lo menos para eso prométeme algo...
- No sé... ¿qué?
- Que publicarás esto en tu blogg.
- Eso nunca.
- Me lo debes.
- Sé que te debo algo, pero eso no.
- Eso sí.
- No.
- Si no me lo concedes ya no te pediré nunca más otra cosa.
- Es injusto.
- Lo sé. No me importa.
- Igual... ya sé que te lo debo.
- ¿Tienes algo que perder? ¿No crees que te estás dando demasiada importancia?... ¿qué le das demasiada importancia a lo que subes?, ¿No que Pura Panza? Aquí están pues, algunas de mis vísceras.
- Pero ni drogado pondré tu nombre.
- Como quieras.
- Íntegro.
- Íntegro, pues.
- ¿Me lo prometes?
- Sí. Te odio. Más los domingos.
- Ya lo sé.